Yucatán está viviendo un resurgimiento agroindustrial sin precedentes desde la era dorada del henequén, posicionándose como uno de los territorios más prósperos de Occidente. Este auge está siendo impulsado por el limón sin semillas, conocido como el «Diamante Verde» de Yucatán, que ha conquistado supermercados y cocinas a nivel mundial, desde Alemania hasta Japón.
Empresas agroindustriales internacionales han puesto su mirada en el «Diamante Verde» y en Yucatán, reconocido por ser el estado más seguro de México y uno de los de mayor crecimiento. Actualmente, firmas de Corea del Sur y Japón están invirtiendo en el sector citrícola de Yucatán, aprovechando los altos márgenes de exportación de los limones producidos en el estado. Este producto llega a mercados lejanos como Holanda, Arabia Saudita y Japón, donde el precio del limón puede superar los 370 pesos por kilogramo.
Empresarios como Ermilo Castilla Ponce, miembro de la familia propietaria del Grupo Bepensa, están liderando este nuevo boom agroindustrial. Las inversiones de las empresas en las que participa superan los 450 millones de pesos en el sector citrícola de Yucatán durante los próximos tres años. Esta visión a largo plazo y enfoque global están fomentando la innovación en el sector.
El sector citrícola en Yucatán no es una novedad. La empresa ProAgro, liderada por el empresario Roberto Hernández, fundador de Banamex, fue pionera en el sector citrícola de la península y ha gestionado más de 2,000 hectáreas productivas de cítricos durante más de dos décadas, exportándolos principalmente a mercados europeos. Asimismo, la empresa estadounidense Valle del Sur ha exportado su producción a Estados Unidos durante casi veinte años.
Gracias a las condiciones seguras del estado, la abundancia de agua y la conectividad a través del puerto de Progreso, la industria citrícola de la península está experimentando un crecimiento significativo. Impulsados por los altos precios del limón en los mercados de exportación, empresarios como Ermilo Castilla Ponce y Sicar Farms, de la familia Gudiño, están apostando fuertemente por la industria citrícola del sureste.
El enfoque en la inversión en el «Diamante Verde» de Yucatán radica en la integración vertical de la cadena de valor. En el estado, existen inversiones en empresas que solo cuentan con infraestructura de empaque para exportar el producto, empresas que solo transportan, empresas que solo producen y empresas que integran toda la cadena de valor, desde la producción hasta la venta al cliente final en Estados Unidos, como en el caso de Granjas Sicar.
Beneficios para la Comunidad Local
La cadena de valor del «Diamante Verde» de Yucatán comienza principalmente en las huertas de los pequeños productores. Inversiones como las de Ermilo Castilla Ponce, que incluyen una planta empacadora con todas las certificaciones de exportación y una capacidad de procesamiento de más de 80 toneladas diarias, son un gran apoyo para el bienestar y la prosperidad de los productores y la comunidad local del sur de Yucatán. Estos se beneficiarán directamente de estas inversiones con empleos bien remunerados y precios más altos para sus productos.
Perspectivas Futuras
El sector agroindustrial citrícola en México, y especialmente en Yucatán, se encuentra en una posición privilegiada gracias a su cercanía al mercado estadounidense, el mayor importador de limones del mundo. Esto, combinado con la creciente población latina en Estados Unidos, augura décadas de crecimiento sostenido en la demanda de productos del México rural y un nuevo auge en la industria.
Con una visión a largo plazo y un enfoque global, el «Diamante Verde» de Yucatán no solo brillará en los mercados internacionales, sino que también servirá como modelo de desarrollo sustentable para el resto del país. La combinación de innovación, inversión y responsabilidad ambiental permitirá que este sector prospere, beneficiando tanto a la economía local como a las generaciones futuras.