Muere la pintora Lucinda Urrusti, exiliada española y retratista de García Márquez

La pintora Lucinda Urrusti en su casa, en Xochimilco, Ciudad de México, en 2022.Claudia Aréchiga

Los últimos rostros del exilio republicano español en México fueron desapareciendo paulatinamente. Lucinda Urrusti, pintora vanguardista y retratista de grandes personalidades de la cultura y la bohemia del Distrito Federal de la época como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Octavio Paz o Juan Rulfo, falleció este sábado en la Ciudad de México. según el Ateneo Español.

Nacida en 1926 en Melilla, hija de un soldado republicano vasco, abandonó España cuando la victoria del bando fascista del general Francisco Franco era inminente. Junto a su familia se refugió durante un tiempo en Francia y acabó cruzando el océano en 1939. a bordo del Sinaia, el primer barco que envió el presidente mexicano Lázaro Cárdenas para ayudar a los exiliados españoles. México terminaría albergando a 25.000 personas que huyen de la Guerra Civil Española, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

En una entrevista con EL PAÍS en mayo del año pasado, a los 95 años, en la casa de Xochimilco donde pasó su última etapa, recordaba una vida de película: tertulias en cafés sobre arte, literatura y política con algunos de los intelectuales más influyentes del momento; de la bohemia de una ciudad convulsa y estimulante; de óleos, tintas y pinturas; entre aplausos en su casa el 20 de noviembre de 1975, fecha de la muerte de Franco.

Su pincel inmortalizó los rostros de García Márquez, Fuentes, Paz y Rulfo, pero también del premio Nobel de la Paz mexicano Alfonso García Robles o del historiador Beatriz R. de la Fuente. Su estilo rechazó el muralismo imperante en la época y se inclinó hacia piezas más surrealistas, en ocasiones rayanas en el impresionismo. La Secretaría de Cultura lamentó en Twitter “el sensible fallecimiento de la pintora Lucinda Urrusti, quien formó parte de la Generación de La Ruptura y cuya obra es un referente del arte contemporáneo en México”.

Urrusti nunca quiso volver a vivir en España, ni siquiera con la muerte del dictador. Encontró un hogar en México del que solo salió para residir en Nueva York durante una década. Su obra fue admirada por la crítica y sus contemporáneos. Carlos Fuentes escribió sobre ella: “He seguido el desarrollo artístico de Lucinda Urrusti desde nuestra común juventud (…). La originalidad de Urrusti, transitoria tanto desde los albores del [Paul] Cézanne a partir del crepúsculo de [Claude] Monet, es que sus figuras tienden a aparecer y desaparecer simultáneamente. (…) Gracias a sus pinturas, evoco ciertas heroicidades españolas, esa grandeza gansa y suicida de la resistencia, que va desde el sitio de Numancia al 2 de mayo de Goya, al sitio de Madrid por los fascistas…”.

Expuso en el Palacio de Bellas Artes de México y en galerías de Nueva York. Fue amiga de otros artistas exiliados de la dictadura franquista como Vicente Rojo y Enrique Climent -quien vino a retratarla-. Él Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) se ha sumado al duelo por su fallecimiento: “Lamentamos el sensible fallecimiento de la pintora nacionalizada mexicana Lucinda Urrusti, quien estudió en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, del INBAL. Le enviamos un abrazo solidario a su familia”.

Cuando se casó, vivía con su exmarido, el fallecido cineasta Quemaduras Archibalden San Ángel. Su vecino era el pintor Juan O’Gorman y empezó a asistir a las reuniones que organizaba la artista en su casa los sábados por la tarde. Asistieron novelistas y poetas, pintores y filósofos. “En aquellos días todos éramos amigos, era una época en la que no había personas más importantes que otras”, recordó en la entrevista con este diario.

“Importante artista de la generación Ruptura, su estilo es considerado posimpresionista. Asimismo, incursionó en el retrato, la pintura tridimensional y la escultura”, dijo el Ateneo español, de cuya junta directiva formó parte entre 1995 y 1998. Su sobrino, el cineasta Juan Francisco Urrusti, realizó un documental sobre ella, Lucinda Urrusti. pintor (2020), que recorre su obra, pero deja fuera episodios de la vida de la artista como la década de Nueva York o la muerte de un hijo antes de cumplir los 40, golpe del que, según cuenta su familia, nunca se recuperó.

Sus últimos años los pasó en una casa de piedra en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, llena de flores y árboles que recuerdan a un patio andaluz. Cuando EL PAÍS la visitó, la cabeza ya le estaba jugando una mala pasada y algunos episodios suyos se confundían en su memoria. Aún conservaba, sin embargo, una mirada limpia con los ojos abiertos y una sonrisa radiante que mostraba al recordar sus años de gloria, que resumía en una frase: “El mundo era más pequeño entonces”.

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By México Actualidad

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