La niña de ocho años, mordida a principios de diciembre por un murciélago, en el pequeño municipio oaxaqueño de Palo de Lima, falleció este sábado, según confirmaron los servicios estatales de Salud en un comunicado. La niña se encontraba hospitalizada en estado grave desde el 24 de diciembre. La autopsia practicada a su hermano de siete años, fallecido el 29 de diciembre y que presentaba los mismos síntomas, indicó que su muerte se debió a la rabia.
Los servicios sanitarios han indicado que durante su estancia en el centro médico, “un grupo de especialistas multidisciplinares” estuvo atento a la paciente. El 27 de diciembre, tres días después de la hospitalización, las autoridades indicaron que la niña de ocho años sería declarada con muerte cerebral, porque no respondía a los estímulos. La rabia, explican expertos consultados por este periódico, tiene una letalidad cercana al 100%, por lo que un diagnóstico precoz puede ser clave para contrarrestar sus efectos mortales.
El médico especialista en epidemiología Óscar Sosa dice que la letalidad cercana al 100% se explica por la complejidad de detectar la enfermedad. Afirma que hay varias formas de recoger muestras para analizar, pero señala que la mayoría de ellas se pueden obtener cuando el paciente ya está hospitalizado y, por tanto, en estado “grave”. “Si después de un ataque de un animal que puede tener rabia aplico una vacuna, no hay necesidad de recolectar muestras. Pero no hay forma de saber si previene correctamente la rabia en la persona. La única forma sería cuando el animal estuviera diagnosticado y, habiendo aplicado la vacuna, la persona no tuviera ningún efecto”, explica.
El ataque de un murciélago el pasado 1 de diciembre en la humilde comunidad rural de Palo de Lima (a 100 kilómetros de Oaxaca de Juárez) provocó que el término “rabia” volviera a aparecer en los titulares del Estado mexicano luego de 15 años, cuando se registraron los últimos casos de esta enfermedad fueron reportadas. La muerte de dos de los tres hermanos -la menor, de dos años, fue dada de alta por no presentar síntomas- abrió una serie de incógnitas sobre cómo esta enfermedad, ya conocida, podría ser fatal. La espera para obtener un diagnóstico claro sorprendió al Gobierno de Oaxaca, que decidió abrir una investigación para determinar si hubo negligencia en las tres atenciones médicas que recibieron los niños antes de ser ingresados, aunque casi tres semanas después no se han dado más detalles al respecto. ¿Qué pudo haber pasado durante las consultas? Pasaron 23 días para que la palabra “rabia” apareciera entre las posibilidades que explicaban la situación de los menores.
El 21 de diciembre los hermanos llegaron al hospital de Villa Sola de Vega, a 50 kilómetros de la casa de la familia. El subdirector de Salud de Oaxaca, Jesús Alejandro Ramírez, comentó a este diario que allí se detectó que los dos menores con síntomas presentaban “agitación psicomotora” (hiperactividad incomprensible) y “fotofobia” (fobia a la luz), signos “neurológicos”. . compatibles con rabia, lo que motivó su ingreso.
Entre algunas de las respuestas que se dieron desde un inicio, las autoridades de Oaxaca atribuyeron las debilidades que presenta este caso a la pobreza en la que se encuentra sumida la familia y la falta de conocimiento para resolver un asunto como este. El precario sistema de salud que presentan algunas zonas aisladas de México también ha sido fuertemente cuestionado estas semanas.
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