El metro de la Ciudad de México ha estado en el centro de la polémica desde principios de año debido a una sucesión de accidentes y fallas. La Línea 3 acumula buena parte de los incidentes, entre ellos un choque de trenes que dejó un muerto y 106 heridos el 7 de enero. La Fiscalía capitalina detuvo este viernes por negligencia a uno de los conductores, acusándolo de no cumplir con los protocolos de seguridad, en además de constatar el corte intencional del cableado eléctrico, línea de investigación ya señalada por el gobierno de la ciudad. Otras voces subrayan, sin embargo, los supuestos problemas de mantenimiento y conservación de la infraestructura. El sindicato mayoritario ha sido uno de los más insistentes en sus críticas en los últimos años. En concreto, en julio de 2022 enviaron una carta a la Jefatura de Gobierno de la capital, a la que ha tenido acceso El PAÍS, denunciando una serie de fallos y deficiencias en varios puntos de la red de transporte y en particular en la accidentada línea 3.
“Les recordamos que las líneas 3 y 2 no cuentan con el sistema de control centralizado integral (Tetra), lo que unido al estado de las vías, cableado y reparaciones provisionales aumenta las posibilidades de tener un siniestro mayor en nuestras instalaciones”, señala el documento del Sindicato Mexicano de trabajadores del sistema de transporte colectivo. Consultadas por este diario sobre estas críticas, las autoridades del metro aseguran que, por ejemplo, el sistema Tetra -un estándar de comunicación segura implementado en muchos de los transportes públicos del mundo- sí funciona correctamente: “Este sistema tiene un 99% de confiabilidad mensual”. Incluso, subrayan que no se usa tanto como podría: “tiene una capacidad en el equipo para establecer un mayor número de llamadas de las que se están procesando actualmente”. Y añaden que, en cualquier caso, “existe un compromiso de los conductores en caso de pérdida de conectividad”.
La respuesta del metro a las fallas en la infraestructura de la línea destaca que ya está en marcha un plan para “modernizar el suministro eléctrico de las líneas 1, 2 y 3, proyecto con un costo de 4,5 millones de pesos”. El presupuesto del metro ha sido otro de los caballos de batalla durante estas semanas. La titular de la capital, Claudia Sheinbaum, ha defendido que el gasto en el sistema de transporte ha aumentado desde el inicio de su mandato, en 2019. Sin embargo, estas cifras no tienen en cuenta el fuerte crecimiento de la inflación acumulada a lo largo de los últimos años. Es decir, en términos reales (descontando el bocado de la subida de precios) se ha mermado el poder adquisitivo del Ministerio de Transportes para renovar y mantener el metro.
Los reclamos del sindicato también apuntaban a otras líneas. En concreto, “la línea 9 requiere una intervención importante ya que tiene riesgo de colapso de la estructura, descarrilamiento e incluso alcance de trenes por el mal estado de las vías, instalaciones electrónicas y material rodante”. En general, las autoridades del metro reconocen que “con 53 años de funcionamiento, el Metro registra índices de obsolescencia que deben corregirse mediante acciones de modernización integral como las emprendidas en esta administración y con ellas garantizar un servicio eficiente a los usuarios”. usuarios”.
Desde el primer momento tras el trágico accidente del 7 de enero, las autoridades reconocieron que se debió a “problemas operativos”. Una explicación que poco después escaló para hablar de “episodios fuera de lo común”, deslizando la idea de que los últimos incidentes podrían deberse a acciones deliberadas para dañar la infraestructura. La hipótesis del sabotaje fue refrendada esta semana, al menos en parte, por la Fiscalía capitalina. Además de ordenar la detención del conductor de uno de los trenes de la línea 3 por conducción negligente, los investigadores también anunciaron que se había producido un corte intencionado de los cables eléctricos, registrado el día anterior al siniestro. Además, anunciaron otras dos acciones deliberadas para dañar la infraestructura en la línea 2 y la línea 7.
Las conclusiones de la Fiscalía han tenido a su vez una contundente respuesta por parte del presidente del sindicato, Fernando Espino Arévalo: “La Fiscalía intenta responsabilizar a los trabajadores de las averías y averías que se producen en las instalaciones y trenes con los que opera el metro. Espino , muy crítico con la gestión del metro en los últimos años, matizó además que la comunicación es fluida con el gobierno capitalino y que se han emprendido acciones conjuntas, como la creación de “brigadas técnicas” para revisar los trenes y las vías.
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